miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Tayrona y yo


Por: Ayari María Rojano Marín

Recientemente recordé cuando, mochila al hombro y llena de sueños e ilusiones de juventud, viajaba al parque Tayrona. Era mi lugar mágico, perfecto para encontrarme a mi misma, para desintoxicar mi cuerpo del ruido ensordecedor de las fábricas, vehículos y mi casa que no me permitían escuchar mi voz interna, para perderme en ese paraíso de azules mezclados, ese pedazo de cielo entre el mar y la tierra que en gran parte me hicieron lo que soy.

Hoy, detrás de un escritorio pero con mis sueños firmes, recuerdo esos momentos y pienso desde otra posición, ahora como autoridad, ya no tengo mucho tiempo para perderme mochila al hombro en esa alfombra de sueños tapizados. ¿Por qué? porque la creciente necesidad de territorio, de despliegue desenfrenado de las llamadas locomotoras del desarrollo me tienen muy ocupada intentando organizar un espacio que armonice las necesidades de los habitantes con la conservación de los recursos naturales, ¡vaya tarea!.
Es un trabajo desgastante y arrollador en un país “en vía de desarrollo” pero satisfactorio y gratificante cuando desde un escritorio y escribiendo palabras sencillas pero contundentes logramos de alguna manera acallar las voces de los que, con intereses particulares de enriquecimiento, juegan con el patrimonio de todos. Yo no vendo mi conciencia, no cedo los derechos sobre lo que es mío y de mis hijos.

1 comentario:

  1. Muy bien Ayari, se necesitan más personas como tu en las instituciones gubernamentales que puedan con sueños y autoridad construir y conservar un verdadero país con oportunidades. Abrazos

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