Por: JuanSe Molina (@Juansems)
El parque Tayrona, ese parque nacional patrimonio del país, de nuestros ancestros, de nosotros mismos, se vio envuelto hace unas semanas en un evento reprochable y admirable. Reprochable por lo que pretendía hacer el Estado, un hotel de siete estrellas que iba a ser “amable con el ambiente”, y admirable porque logró que la voz de la gente, tanto en redes sociales, como en medios de comunicación masivos se alzara y la voz fuera una sola, todos pidiendo la no construcción del hotel en este parque, todos indignados.
Y sí, muy bonito que todos nos indignemos, pero ¿Qué tan cierto será eso de defender los parques nacionales? ¿Qué tan cierto es eso de preocuparse por los ancestros? Pues viniendo de algún otro país de la zona más alta de América, como Ecuador, Perú o Bolivia, les creería, ¿Pero en Colombia? El país donde decir indio es un insulto, el país donde los indígenas conquistan nuestras calles y semáforos, y no nos preocupamos por su bienestar ni el de las familias que llevan a cuestas. Pues déjenme decirles que yo no les creo que de la noche a la mañana se hayan preocupado por nuestro pasado dentro de la historia.
No les creo no porque no esté bien que sea su argumento, sino porque en realidad quienes alzaron la voz, en su mayoría, fueron personas de la vida nacional o frikis, yuppies y hippies con una cuenta en Twitter o de Facebook que vieron como les iban a encarecer el paseadero; sí, el paseadero. Porque para nadie es un secreto que el Parque Nacional Natural Tayrona es el paseadero predilecto de muchos por la mezcla de paisajes, por el costo y porque allá puede ir a fumarse un porrito con alemanes, israelíes y demás extranjeros que ven este lugar como un paraíso también. Además, porque el hotelucho ese, el de siete estrellas, iba a estar ubicado en el Cabo, la tercera playa en el recorrido de siete que se puede hacer dentro del parque y, tal vez, el sitio más amañador del parque, donde la playa es extensa, blanca y el mar es de los más azules. Si no vea dónde se toman las fotos de casi todas las revistas Soho que son en la Sierra Nevada de Santa Marta. Casi todas son en esa parte del parque.
Además, ese hotel ¿cuánto le subiría la entrada al parque? La multiplicaría, porque según Juan Manuel Santos, la construcción de este hotel sería recibir a grandes celebridades del mundo y ahí tendríamos que pagar para estar en un pedazo de tierra, tal vez con Brad Pitt o George Clooney; sin verlos, porque me imagino que el hotel ese iba a tener playas privadas y se iban a reservar el derecho de admisión. Usted estaría en el Tayrona al mismo tiempo que ellos y chicanearía con eso, pero nada más, de nada más les serviría.
De todas formas no hay que ser negativos y debemos creerles sus buenas intenciones y que lo hicieron porque les preocupa la cultura indígena o los parques naturales. Pero entonces si están tan preocupados por esos líos ancestrales o ambientales, nosotros, esos occidentales que nos creemos hijos de europeo, que imitamos los comportamientos de muchos gringos, pongámonos ahora la mano en su cultura, en su defensa ancestral y esos argumentos que sacaron para defender al Parque Nacional Natural Tayrona, y que también salga a defender a las Mingas indígenas del Cauca, donde anualmente se cuentan por centenares los muertos. Los matan los guerrilleros por ser colaboradores del paramilitarismo, los paramilitares por ser colaboradores de la guerrilla y el ejército por ser guerrilleros o paramilitares, todo depende del buen humor del comandante. O váyase a buscar a los Nukak Makú, que eran una de las últimas tribus nómadas que quedaban sobre la faz de la tierra y hoy en día están siendo explotados para raspar coca.
Pero si no le gusta nada de eso de las armas, entonces vaya defienda nuestros lugares nacionales. En el mar hay muchos arrecifes de coral que están próximos a ser destruidos por las petrolíferas. Nos están matando muchos de esos tesoros marinos que tenemos albergados en el pacífico. O si no, pues defienda a las minorías negras en el mismo Cauca o en el Chocó que están siendo explotadas por las multinacionales mineras que aparte de estar acabando con la vida humana están deforestando y haciendo minería a cielo abierto, una de las más grandes maneras de hacerle daño al planeta.
Nos podemos quedar enumerando muchos sitios naturales que hoy en día son o serán explotados por multinacionales extranjeras, que de compromiso ambiental o ancestral tienen muy poco y que como no nos afecta tanto como el Tayrona, porque son sitios a los que no nos atrevemos a ir a pasear o simplemente a conocer, nos cruzamos los brazos y que sea un problema solo del estado.
Igual, qué más se podría esperar de nosotros, colombianos, que tenemos la cultura basada en un refrán que le hace honor a una de nuestras mayores prácticas, y que debería entrar a reemplazar el lema nacional de “Libertad y órden”. Hablo de ese refrán que tanto nos dicen las mamás: “Interés cuánto valés”.
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