lunes, 21 de noviembre de 2011

El hito “Tayrona” en el marco de la protección de la Diversidad Cultural



 por: Julián Facundo Rinaudo



Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra…. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: las campanas doblan por ti. 

- John Donne, Devotions Upon Emergent Occasions





Nuestra generación es excepcionalmente afortunada en la historia humana pues somos los primeros en vivir un ritmo tan extraordinariamente acelerado de cambio. Hace 20 años los que hablaban de protección ambiental eran considerados radicales, hace 15 el acceso a la información y la cultura se limitaba a espacios físicos y excluyentes, hace 10 la globalización era fundamentalmente económica, hace 5 el activismo social digital era 500 veces menor… ¡Hace 1 año las causas sociales se masificaron y volvieron intereses globales!



Muchos vivimos el nacimiento del Internet, y ahora estamos viviendo una nueva y espectacular expresión: la difusión masiva de información y la posibilidad de hacer un control real de los tomadores de decisiones. Estamos, de a poco, supliendo la mayor deficiencia de la democracia, que como dijo algún autor, es que no ha sido suficientemente democrática. Estamos, entre todos, construyendo un sistema social globalizado en donde nuestros intereses como especie planetaria se ven reflejados en el futuro; estamos, entre todos, construyendo una real democracia.



Por eso le doy la bienvenida a proyectos aberrantes como un Hotel en el Tayrona, porque ponen a prueba nuestra capacidad de acción conjunta y la de respuesta de nuestros gobernantes. Le doy la bienvenida porque nos convocó, y ahora que nos conocemos, podemos trabajar juntos por esta y las mil y una causas que necesitan de nuestra atención.



El Tayrona es uno y muchos hitos. Un hito colectivo por el imaginario nacionalista que nos despierta; un hito natural por la espectacularidad de su mágico paisaje; un hito cultural por ser sitio sagrado de los pobladores originarios de nuestro territorio; y, un hito histórico porque estamos logrando preservarlo de la carrera desarrollista, en donde para ser más, debes consumirlo todo: construir todo lo construible, extraer todo lo extraíble, sembrar todo lo sembrable, vender todo lo vendible…



El cambio climático; cuando dejó de ser un simple aviso angustioso de los científicos y proteccionistas, para convertirse en una realidad que sentimos en el día a día, en nuestra piel y en nuestra conciencia; activó nuestros genes más ancestrales-animales, y así alborotó al mundo entero en una búsqueda sincrónica de bienestar global y mayor equidad. Ya no hay retroceso, el mundo empezó un camino de cambio que vemos en las artes, en la política, en el internet, en los movimientos sociales y en el temor de los gobernantes; que expresan en represión angustiosa y desesperada cuyo resultado no es más que alimentar la indignación y alienar aun más sus antiguas y obsoletas formas de control.



El cambio irá buscando su camino, pues aun este no es claro. Todos sabemos que así no podemos seguir pero poco sabemos de hacia donde debemos construir. Carl Sagan decía al respecto que son necesarios referentes sociales externos para buscar en otras formas de vida y relación con el entorno salidas a nuestras innumerables crisis. Decía que “deberíamos estimular la experimentación social, económica y política, a gran escala, en todos los países. Sin embargo, al parecer, está ocurriendo lo contrario… la política oficial consiste precisamente en desalentar la experimentación porque, desde luego, es impopular para la mayoría” (Sagan, La Conexión Cósmica).



El referente externo por excelencia (y a nuestra inmediata disposición) es la Diversidad Cultural, o la Etnósfera como la llaman los abanderados de su protección. En Colombia solamente, habitan alrededor de 93 pueblos indígenas, hablantes de 64 lenguas; habitan también afrocolombianos, tan diversos entre sí y ricos culturalmente; los raizales del famoso archipiélago; los palenqueros y los gitanos. En el mundo, existen alrededor de 7.000 lenguas, de las cuales la mitad ya no es transmitida; o lo que es decir, de las cuales la mitad morirá cuando muera la generación actual.



La Diversidad Cultural brinda la fantástica opción de exponernos a una amalgama de cosmologías, y con estas, formas de entender e interactuar con el mundo. Su protección es fundamental por ser un referente vivo de posibilidades de cambio y evidencia del proceso histórico de construcción de realidad. La Diversidad Cultural nos enseña que nuestra forma de vida, con sus espectacularidades y rampantes injusticias sociales, no es más que una creación propia, y como tal, es solo una opción de realidad que hemos -a través de la historia- optado por llevar. No enseña, sobre todo, que no es estática ni inescapable, que como opción puede cambiar, mejorarse, abandonarse o rediseñarse.



Margaret Mead, famosa antropóloga que trabajó muchos años en Colombia, tenía un particular temor en su vida. Su temor era que “a medida que nos dirigimos hacia un mundo más homogéneo, estamos sentando las bases de una cultura moderna -amorfa y singular- que no tendrá rival”. Temía que “la entera imaginación de la humanidad se confinara dentro de los limites de una sola modalidad intelectual y espiritual”. Su pesadilla era que “un día nos despertáramos y ni siquiera recordáramos lo que habíamos perdido” (En: The Wayfinders, Wade Davis. T.A.).



La protección de la Diversidad Cultural implica la protección de territorios culturalmente significativos (¿acaso no lo son todos?), como el Tayrona;  pero también implica la protección de aquellos que la conforman: de sus formas de vida, valores y expresiones artísticas, pues son estas los mecanismos para la reproducción material e inmaterial de las culturas. Pero, sobre todas las cosas, significa la inclusión y no discriminación de todo aquel que es diferente a mí; pues mientras exista discriminación existirá inequidad, y mientras exista inequidad no habrá ningún cambio real, sólo deformaciones y reconstrucciones erráticas de errores del pasado.



La protección de la Diversidad Cultural es una empresa por el bien común, pues cuando una cultura se debilita nos debilitamos todos, porque “nadie es una isla, completo en sí mismo”, porque necesitamos referentes de cambio y porque es urgente que entendamos que la realidad es una construcción más que una determinación.



No se trata de copiar a los grupos étnicos u otro exponente de la Diversidad Cultural, se trata de generar condiciones para el aprendizaje mutuo y de crear espacios de hibridación cultural, libre y sin imposiciones, que se dé en condiciones de iguales. Se trata de una construcción conjunta de conocimiento para la búsqueda consciente de una realidad que se ajuste mejor a nuestras expectativas individuales y colectivas.



El mundo está cambiando a pasos agigantados, y está lentamente mejorando. Sembremos el camino conjuntamente, y alimentémonos todos de sus frutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario